jueves, 25 de noviembre de 2010

Medicina, o lo que no se prueba

I

Amargado estoy
Me he vestido de gris con negro
Tomo café antes de dormir
Pa descansar con un ojo abierto

Ya no sueño ni tengo consciencia
Me la ha llevado el diablo vestido de gris con negro
Que toma licor antes de dormir
Pa pretender que no está muerto

II

Amargado estoy
Pues he perdido el gusto esta mañana
El desayuno me ha sabido a rupatadina
Y la soda a medicina

Asalto a la calle
Con las manos arriba
Me he tragado a los vecinos
Cual pedacitos de aspirina

III

Amargado estoy
Sansaliva en la boca
Paladar de asfalto
Ceniza de la derrota

San Salvador
Ciudad podrida!
Me amargo la vida
Con tus besos de medicina

jueves, 15 de julio de 2010

El Viaje Fantástico

Sobre la calle San Antonio Abad y frente al Cristóbal Colón se encontraba el Cine Variedades, mejor descrito por mi madre como “la cabeza de Mazinger Z”. Al menos eso es lo que mi hermano decía. 25 de Julio… Toda la familia al cine. En esos tiempos mi familia común consistía de: El Viejo, mi Madre, Luis, mi hermano, y Mónica, mi hermana. Implícito su encuentra su narrador, por supuesto. La cita debió ser alrededor de la 1PM, pues recuerdo un sol muy particular de esa hora del día. La película en cuestión era BATMAN Y ROBIN (1997). Una cruel mezcla de adicciones erróneas y esperanzas vacías, un escándalo monetario y mucho, mucho neón. Era sólo un niño, pero al salir del magnífico quasi-anfiteatro, aún a mis 10 años, sabía que había presenciado algo horrible. Era el perfecto ejemplo de la piedra angular del género invertida sobre su axis: Una película de cómics podía ser una mierda.

Ese sólo fue el comienzo, aunque Superman lo hizo primero. Pero antes de meterme en eso, es necesaria una pronta disculpa. Es la segunda (¿?) vez que introduzco una entrada con un flashback a mi “excitable” niñez, hecho en el mejor estilo de Harry Knowles. Prometo tratar de evitar la urgencia de recurrir a esto de nuevo en el futuro.

Después de un letargo de 3 meses, me he dado cuenta que la mejor opción para hacer que los tentáculos de la prosa activen su magia es que le pateen el culo a uno. Sí, he visto KICK-ASS (2010) y me encantó. Definitivamente no es BATMAN Y ROBIN, jaja. Esa es la versión corta de esta entrada.

KICK-ASS fue concebido como un cómic, al mismo tiempo que se gestaba la versión fílmica. Pero hay diferencias claves entre ambas versiones, las cuales reduciré a, básicamente, tono. KICK-ASS, el cómic, nace bajo la sombra del Deconstruccionismo del Siglo XXI. Esto es, creadores poniendo de cabeza la mitología de los cómics de superhéroes en un intento de emancipación de sus orígenes percibidos como libros para niños, o arte bajo. El Deconstruccionismo del Siglo XXI, sin embargo, tiene sus orígenes en el Siglo XX, en los años 80 para ser más específico. Hace unos meses hablé un poco sobre WATCHMEN, un serio y complejo vistazo al superhéroe que se considera la piedra angular del género. WATCHMEN cambió todo, así como THE DARK KNIGHT RETURNS lo hizo con Batman unos años antes, WATCHMEN lo haría con todo el género post 1987. Y esto dio lugar al término “Grim & Gritty” que apabulló a los cómics por muchos años durante La Edad Moderna. Y mucha estupidez vino. Todo el mundo quería que sus cómics fueran “dark” y “maduros” al extremo, aunque esto significara traicionar la esencia no solo de sus protagonistas, sino también del medio. Los años 90’s vieron la explosión y la implosión de la industria de las cómics, donde ediciones limitadas, multiples covers, tramas sensacionalistas y superhéroes “malos” estaban a la orden del día. Pero todo eso murió. Bueno, no del todo.



Hace dos años, con el lanzamiento de THE DARK KNIGHT (2008, sí) las películas basadas en comics parecerían haber entrado en su propia versión del movimiento Grim & Gritty. Un año después, WATCHMEN le seguiría y firmemente plantearía la premisa de una serie de-construcción de los arquetipos del superhéroe. Esto no es un nada distinto a como sucedió en los cómics, lo cual me parece una coincidencia tan grande que casi tendría que haber sido planeada: En 1986, Frank Miller nos daría THE DARK KNIGHT RETURNS (Esta serie de 4 issues fue mi introducción al mundo de los cómics como un arte aún más serio y provocativo) y un año después, el aún optimista Alan Moore lanzaría a través de DC su gloriosa WATCHMEN. Y aunque en el mundo de los comics WATCHMEN es considerada la obra maestra superior (de dos irrefutables obras maestras) en las películas Batman es la figura dominante, hecho obvio por la aceptación crítica y comercial de THE DARK KNIGHT frente a la menospreciada WATCHMEN, e inmediatamente después de que el mundo celebrara el film de Christopher Nolan, los fans empezaron a demandar que todas las películas de superhéroes fueran “dark” y serias, sin importar que tan inapropiado este tratamiento fuera para la mayoría de superhéroes. En otras palabras, una absoluta pesadilla de incomprensión temática.


El movimiento Grim & Gritty continuó mostrándose esporádicamente durante los años, expandiéndose hasta el Siglo XXI, donde superhéroes honorables siguieron sufriendo al ser revelados como verdaderos cabrones con serios fallos de moral, o convertidos en villanos. Y aunque a mediados de esta década la industria empezó a sacudir su cabeza y tratar de revivir el optimismo del medio, los malos hábitos tienden a morir lentamente. Y es así como llegamos a KICK-ASS: La historia de un adolescente común y corriente (Dave Lizewski) aburrido con su vida que decide convertirse en un superhéroe en la vida real. Si esto suena familiar es porque lo es. Hemos visto esto antes, aunque no de esta manera. Mark Millar, creador de la serie, tiene un gusto pulsante por la profanidad y la violencia extrema, pero no sabe cómo hacer nada creativo con ellas. Pero Mathew Vaughn sí que lo sabe. Vaughn entiende la ridiculez del concepto y toca en el trasfondo fantasioso de la Realidad del Superhéroe, y la Realidad del Lector como la vasija de tales fantasías. Sí, KICK-ASS es una discusión constante entre autor-espectador sobre las fantasías que condicionan la mente, nos llevan de ciudadano ajustado a actor principal de mundos imposibles. Esto no podría ser más evidente que cuando Dave replica “Como la mayoría de gente de mi edad, yo solo existía”. Eso es KICK-ASS.

La película comienza con una escena bastante reminiscente de BATMAN RETURNS, en la qué un sujeto vestido como “superhéroe” activa un par de alas mecánicas para intentar planear desde la azotea de un edificio. Y mientras Batman fue capaz de planear majestuosamente por la Plaza Gótica y descender frente a su Batimóvil como un profesional, nuestro desconocido es un cohete en picada hacia una certera muerte, desfigurando el tope de un taxi en el proceso. Sí, eso es KIC-ASS en 3 palabras, pero hay una discusión más interesante incrustada dentro del tema.

A ver, Dave es Tobey Maguire. Porta unos lentes Pottericos pero indudablemente, Dave es Tobey Maguire. ¿Esa voz? Dave la tiene. Vaughn, como Zack Snyder antes que él, conscientemente hizo una película que, como el material que está adaptando logra, hace referencia a su medio y comenta sobre él. Ahora, claro, la maxiserie de Watchmen y los cómics de Kick-Ass comentan sobre cómics, y sus respectivas adaptaciones fílmicas comentan sobre cómics también, pero sobre todo comentan sobre la transición de estos al séptimo arte. KICK-ASS constantemente se refiere al SPIDER-MAN de Sam Raimi, al menos mientras nuestro protagonista se torna cómodo dentro de nueva piel.


Las cosas empiezan relativamente normales, con Dave preguntándose por qué aparentemente nunca ha habido un superhéroe en la vida real. No justicia vigilante, término del cual se abre una sombrilla tópica demasiado extensa, sino la idea tradicional de un superhéroe con un traje, identidad secreta y talvez algunos super-poderes. Esta es una conversación común de un par de geeks en una tienda de comics (ATOMIC COMICS ©) pero pronto se convierte en el punto de partida en el que la curiosidad y un sentido de asombro se convierten en sinónimos de brutalidad y desilusión.

Pero hay más sobre el origen de Kick-Ass que fantasías. Lizewski es robado con regularidad. Como un ciudadano ordinario, es una víctima, disgustado con el mirón que observa el crimen a salvo desde su ventana y no hará nada para detenerlo; pero también consigo mismo, reconociendo que el (y nosotros) no habría hecho nada distinto. No hay superhéroes en el mundo, y eso estaría bien, si los criminales no existieran, tampoco.

Dave se adentra en el mundo del super-heroísmo motivado por defender los intereses del ciudadano común y por un grave nivel de ingenuidad. Creyendo tener los convencionalismos del superhéroe resueltos, Dave sale a la calle con su traje bajo la ropa, como un superhéroe lo haría. Pasa un par de semanas recordándonos que realmente es Spider-Man, y luego, con una bizarra referencia a un psicópata homicida, exclama que "el fantasear ya no es suficiente" y decide en serio luchar contra un verdadero crimen en progreso.

Las cosas salen mal, por supuesto, y Dave (O Kick-Ass) termina apuñalado…Y consecuentemente atropellado brutalmente por un auto y enviado al hospital, donde en un dudoso ejemplo de praxis médica vemos que placas metálicas son puestas sobre sus huesos, lo que lo hace virtualmente…Un poco invulnerable al dolor. Y he ahí el origen secreto de Kick-Ass.




Dave vuelve a las calles, y tiene un verdadero enfrentamiento, aunque por accidente, con un grupo de pandilleros frente a un 7-11. Es aquí donde realmente vemos que más allá de las fantasías, Dave es honorable y bien intencionado, y no una persona inestable con delirios de grandeza. Aunque mencionando eso, es importante hablar de lo que el “Traje” representa en contraste a la persona. El traje de un superhéroe no solo sirve para esconder su identidad secreta y evitar represalias de sus enemigos, también actúa como catalizador de sus emociones, deseos internos y el potencial humano escondido. Para ilustrar esto, un buen ejemplo se me viene a la mente, cortesía de los archivos del gran historiador de cómics e ídolo personal, Peter Sanderson. Frank Miller, quien después de haber ayudado a crear el movimiento Grim & Gritty ha pasado parodiándose a sí mismo por años, lo puso más elocuentemente cuando, en su comic secuela THE DARK KNIGHT STRIKES AGAIN, muestra a Flash completamente incapacitado después de que los hombres de Luthor remueven su traje, dejándolo desnudo en el suelo. La desnudez es, por supuesto, asociada con vulnerabilidad y violación, y el traje se convierte en el héroe y el portador en un fantasma. Esto es literalismo llevado al extremo en el debate Portador/Vestimenta, pero más que sacar al Portador de la ecuación del Héroe, define su rol y el rol respectivo del Traje en sacar lo mejor del Portador y expresarlo a través del Traje afectando la cognición de los individuos alrededor de él y por supuesto, del Portador mismo. Un traje conmovedor es capaz de evocar patriotismo en tiempos de guerra (como en el caso del Capitán América), miedo en sus enemigos (Batman, Spawn, The Punisher) majestuosidad (Superman) o,
y aunque no un traje per se, indeseable monstruosidad (The Hulk).

Así, un traje hará que un asustadizo chico de 17 años huya de un par de pandilleros sin pensarlo dos veces, pero una vez recurra al traje bajo su ropa, se enfrente a ellos con más valentía que la que el sentido común permite. Para vivir la “fantasía” y cruzar una barrera a un mundo donde las reglas de la realidad se tuercen un poco. Durante la pelea en el parqueo del 7-11, un chico graba la confrontación en su celular y sube el vídeo a YouTube…Convirtiendo a Kick-Ass en una instantánea sensación mediática. Dave Lizewski “no existía” antes de Kick-Ass, pero una vez tiene el traje encima trasciende sus propios límites e inclusive llega a ser otra persona esporádicamente, alguien que es capaz de controlar una situación de manera que antes era impensable, como lo es encarar a un criminal, en comparación al Lizewski impotente ante un robo. Ahora, con la atención de los medios, es más que evidente decir que Dave definitivamente ahora también sí existe, públicamente hablando.

Me encanta la idea de que Lizewski abre una cuenta de MySpace para Kick-Ass en la cual gente le escribe para pedirle ayuda en resolver algún problema. Una de sus fans es Katie Deuxma, quien lo envía a buscar a una especie de rehabilitado/dealer del bajo mundo que está acosándola. Dave cándidamente está dispuesto a hacerle llegar el mensaje a “Rasul” – el sujeto en cuestión – más sin embargo, y sin sorpresas, las cosas nuevamente salen mal para él, y justo cuando el entourage de Rasul está a punto de matar a Dave, una niña de unos 11 años vestida como una superheroína escolar aparece de la nada y procede a masacrar al grupo. Antes de que podamos procesar debidamente las profanidades y actos homicidas que la niña está cometiendo, y lo que esto significa, la escena ha terminado. Junto a Lizewski, seguimos a la niña al techo del edificio y la vemos saltar de azotea en azotea como si poseyera habilidades super-humanas. Y es así, señores, como conocemos a Hit-Girl….Y a su padre, Big Daddy.

Es aquí donde Vaughn nos muestra una especie de portal hacia otra dimensión. Es simple. Hit-Girl es una brutal homicida, altamente entrenada. Es capaz de sublevar a asesinos expertos 3 veces su tamaño; Big Daddy es, por supuesto, la versión masculina-adulta de Hit-Girl. También es una versión corrupta de Adam West, y Hit-Girl su Robert Ward. Esto es lo que unos perversos Batman y Robin serían en un Elseworlds muy propio. Claro, Robin aquí es una niña, así que talvez mencionar a Carrie Kelley de THE DARK KNIGHT RETURNS Y THE DARK KNIGHT STRIKES AGAIN sería más apropiado. Se parece más a Hit-Girl que Dick Grayson en sus métodos, también. Una vez Kick-Ass se encuentra con ellos, no hay vuelta atrás. No solo es ahora parte del plot que involucra a Frank D’Amico – Mafioso, villano residente de KICK-ASS – también ha llevado la fantasía hasta otro nivel. Esto no es diferente a lo que Neo experimenta al descubrir que es capaz de alterar la realidad percibida al manipular la Matrix. He aquí una niña realizando actos imposibles para su edad como una femme fatale del infierno sin derramar una gota de sudor. Esta no es nuestra realidad. Tampoco es la realidad de un universo fílmico, que es lo que uno concluiría. No, no exactamente. Más bien, nos encontramos con la realidad de un COMIC BOOK frente a una imitación de nuestra propia realidad, es decir, la realidad fílmica de KICK-ASS como espejo del mundo que consideramos “autentico” al ser un filme lo que percibimos.




La fusión de dos realidades, impresa y visual (o 3, si uno quisiera argumentar que la “verdadera” realidad que aportamos al filme con el simple hecho de presenciarlo juega un rol suficientemente separado de la realidad visual que actúa como imitación de esta misma en su discusión) es como un choque de universos paralelos, donde las reglas no están exactamente establecidas, y las cosas que antes parecían imposibles, ahora pueden ser empíricas, tangibles. Es casi como observar el cerebro de Lizewski secretando otro plano de existencia, una realidad siempre-creciente que se informa a sí misma. Pero no es una realidad controlable, el globo de las expectativas se ha inflado demasiado y está a punto de estallar como una olla hirviendo, fragmentos de la realidad siendo el explosivo condimento reprimido. Vaya, eso es casi como el final de HULK.

Hay otro geek que se convierte en superhéroe a lo largo de la película, Red Mist, pero es más como una versión Robinesca a lo Schumacher mezclado con geek de Kick-Ass, y no demuestra habilidades especiales más allá de la realidad. Chris/Red Mist es un amante de los cómics, como Dave, y el prospecto de vestirse como un superhéroe le fascina. También es el hijo de Frank D’Amico.

Pero volviendo específicamente a Big Daddy y Hit-Girl…Hay que considerar su perspectiva, y lo que esto aporta al universo. Big Daddy es un ex-policía que fue llevado a prisión por posesión de drogas – plantadas por la mafia y en cooperación un corrupto departamento de policía - cuando se rehusó a colaborar con las operaciones de D’Amico. Su embarazada esposa se fue a la quiebra y muere por sobredosis de medicamentos para el insomnio. El bebé, sin embargo, sobrevive y el ex-compañero de Big Daddy, Marcus, se encarga de ser el tutor de la niña. Desde prisión, Damon Mcready se prepara física y psicológicamente para convertirse en el vigilante Big Daddy. Enfermo de venganza, entrena a su hija Mindy para convertirse en su aliada en destruir a Frank D’Amico, Hit-Girl…

Sabemos esto porque Marcus lee un cómic escrito y dibujado por Mcready para su hija cuando le pega una visita inesperada. Durante varias partes de la película Mcready es establecido como una especie de amante de los cómics…No de la manera juvenil en que Dave Lizewski lo es, sino más bien de una forma más profesional, en la que empeña impresionantes destrezas artísticas y desencadena sus emociones. Al dibujarse a sí mismo y a Mindy en la última página del comic como Big Daddy y Hit-Girl, respectivamente, vemos retratado a un Big Daddy increíblemente robusto, mucho más grande de lo que Mcready es en realidad. Mcready en realidad parece mas un contador, como en la era según su profesión en el Kick-Ass de Mark Millar. Cierta fascinación con los cómics es innegable, y sin duda la fantasía de la venganza tiene aquí altas dosis de imaginación infantil reprimida. La diferencia entre las fantasías entre Lizewski y Mcready es el peso del tiempo, y el deterioro emocional que el conocimiento propio de la corrupción social ha tenido en su mente.

Mindy Mcready también se encuentra viviendo en otra realidad. Es altamente sugerido que Hit-Girl de alguna manera ha sido manipulada por su padre para convertirse en un violento vigilante. Dejando de lado el aspecto moral de someter a una pequeña niña (Su propia hija) al peligroso entrenamiento que se requiere para ser virtualmente indestructible, los juegos mentales que suponen convencerla de hacer tal cosa con goce son aún más interesantes. Los niños son criaturas impresionables. Mcready probablemente vio en la inocencia de un niño la oportunidad perfecta para crear un tipo de persona, o agente. Un niño no va a cuestionar algunas cosas seriamente si le son presentadas de un modo aceptable. De hecho eso es cierto de la sociedad en general, pero quedémonos con Mindy. Como en el conductismo de Watson, en el que sostenía famosamente que modificando los hábitos de conducta se puede “crear” cualquier tipo de profesional a partir de la nada, Big Daddy asimismo toma a Hit-Girl como una tabula rasa y la condiciona a través de sus cómics a vivir una fantasía, una en la que Mindy es una superheroína vengando a su madre y luchando contra los malos. Al menos así fue como entró al juego. Ahora Mindy es una pre-adolescente…Bueno casi…Y seguramente entiende mejor que es lo que realmente ocurre, pero es demasiado tarde. El “lavado de cerebro” ya ha ocurrido. Esto puede ser una interpretación melodramática de los eventos anteriores a KICK-ASS, pero no puedo evitar leerlo de esta forma, y creo que Vaughn sutil o no tan sutilmente intencionó tal lectura del material.




Habiendo dicho esto, Big Daddy está lejos de ser un monstruo con su hija. Su relación es excéntrica, si...Y por cada disparo al pecho en entrenamiento, Mindy recibe algo como un helado, o una sesión de boliche. Mindy difruta su tiempo con su padre, aun cuando parece no tener contacto con nadie más. El amor entre padre e hija es evidente (eso no es sarcasmo, por cierto).

Hey, ninguna pareja es perfecta...

Así que tenemos a 4 individuos en las calles realizando sus propias realidades fantásticas a través de ideas de superheroísmo. Kick-Ass y Red Mist son, de cierta manera, la realidad más objetiva. Pero cuando Big Daddy y especialmente, Hit-Girl, entran en escena, el concepto de realidad se vuelve borroso, y las líneas entre cierto/incierto, filme/comic, expectavivas/realidad son torcidas o completamente ignoradas para satisfacer las fantasías de sus protagonistas y, en última instancia, las propias expectativas inconscientes de su audiencia tras la Cuarta Pared de su Narrativa.


No me canso de Big Daddy y Hit-Girl. Este dúo dinámico definitivamente es más como la serie de Batman de los 60’s si Stanley Kubrick hubiera tenido el poder de rehacerla. De hecho, esa conexión es más profunda; hay un fragmento de KICK-ASS en el que Vaughn juega con el clasicismo de Kubrick al musicalizar sus filmes. Primero al ambientar escenas en las que nada realmente ocurre; posteriormente (pero dentro de la misma cápsula fílmica) para glorificar escenas de violencia un poco surreales (Un ruso es sometido a una implosión por medio de un microondas gigante; un mafioso es triturado dentro de una camioneta por una aplanadora de autos por Big Daddy y Hit-Girl, mientras estos parecen espectros aurales). Es lo que llamo “cine de asociación”, en el que el artista toma una dulce pieza de música y la utiliza para decorar una escena altamente violenta o subversiva, subliminalmente haciendo que el espectador tenga recuerdos grotescos de las imágenes o ídeas plantadas por el realizador. El ejemplo más claro de esto definitivamente sería A CLOCKWORK ORANGE en el caso del maestro, pero Kubrick tendría tanta afinidad con la técnica que la usaría durante toda su carrera (DR. STRANGELOVE es otro EXCELENTE ejemplo de esto, en la escena final). Lo que Vaughn hace aquí es una versión light del llamado cine de asociación, por supuesto, pero no pude evitar la comparación con el maese. Intencionado o no, me parece brillante.

Pero hay más asociación musical. Vaughn utiliza temas clásicos de superhéroes (modificados, por supuesto, pero inmediatamente reconocibles) para seguir referenciando al género. Es interesante notar que hay una progresión con el uso de estos a través de KICK-ASS que narra musicalmente la evolución de las películas de cómics durante 4 décadas, o al menos sus beats más representativos. Cuando Lizewski se pone el traje por primera vez frente al espejo, es SUPERMAN: THE MOVIE. El nacimiento de un héroe es el origen del género, y un llamado a una época más inocente, aún con el nod a Travis Bickle; Cuando Red Mist se ofrece a ser el compañero de Kick-Ass y pasean por la ciudad en el “Mist-Mobile” es BATMAN de Tim Burton con todos sus artefactos temáticos y cuero sugestivo; Y cuando Red Mist traiciona a su “compañero” en una encubierta para atrapar a Big Daddy, el tenso palpitar tras las escenas de la presencia del Joker en THE DARK KNIGHT nos alerta al hecho de que algo terrible está a punto de pasar, como usualmente ocurría en ese film. Es la madurez del género explorando las violentas consecuencias de entrelazar realidades.

Y hay mucha violencia en KICK-ASS. Una y otra vez Hit-Girl rompe la barrera entre dimensiones y es protagonista de desenfrenada escena de acción tras desenfrenada escena de acción. Esto, detecto, no solo es un comentario sobre la realidad de las proezas de un persona de comics, también parece estar comentando sobre el cine de acción y su público, en general. Que una pequeña niña sea capaz de despachar a estos “valientes hombres” y robarles de toda su masculinidad o machismo preestablecido solo sugiere que Vaughn está divirtiéndose con las convenciones del género. La pequeña “niña inofensiva” es la homicida más táctica y brutal en todo el filme, siendo casi imparable. En el tiroteo en el penthouse de D’Amico, los hombres están orinándose. No es anti machismo, mucho menos feminismo. Es reversión de roles. Eso no quiere decir que el personaje principal no le patee el culo el culo a nadie, pues al final el también termina convirtiéndose en una especie de asesino, pero no del calibre estratosférico de Hit-Girl, por supuesto…

KICK-ASS la película deja en el polvo a su respectivo cómic. El cómic simplemente carece de la riqueza con la que Vaughn ha tejido su cuento, o el simple nivel de diversión que le imprime. En resumen, es superior en todos los sentidos. ¿Hay un punto verdadero? talvez no, pero una excelente ejecución hace que se una al panteón de las grandes películas de cómics, de la cual, sinceramente, no esperaba mucho, pero terminé amando. ¡Eso es bueno! Eso me mantiene alegre.

domingo, 21 de marzo de 2010

El Problema Con Eduardo

Recuerdo bajar por la calle roja cuando el carro apareció. Se detuvo a mi lado. Estaba completamente solo, en compañía de un carro amenazante. Comenzé a reparar en lo que quería, y tres opciones intoxicaron mi mente. Un carro rojo, en la calle roja. Le miré de reojo pero seguí caminando. El carro entró en marcha de nuevo, lentamente, siguiendo mis pasos. Empecé a sentirme desorientado: un caos hormonal sacudió mi cuerpo. No me detuve. Los muros a mi izquierda eran un rojo contraste al verde de los árboles que escondían el cielo a mi derecha, un concepto que no existía. Y sí acaso existía, solo era negro, impersonal e intocable. Para qué habría de gritar cuando no tengo boca.

Esa noche soñé con la cruz de nuevo. Estoy subiendo por las gradas indiscretas de una casa blanca. A un lado, en la pared, se aprecia un molde de madera con tres cruces de plata, incrustadas en claro café. Hay alguien más en la casa, pero no puedo verlo. Sabe que estoy aquí. Tendré este sueño durante años, talvez profetizando la inevitabilidad de la partida de un ciclo cuya circunferencia ha empezado a delimitarse introspectivamente.

Es la 1:47 AM y un hombre está viendo dentro de mi alma. Quiere que permanezca callado, y no me dejará dormir. No puedo olvidar sus ojos. Se va y me deja solo, pero sé que aún permanece aquí, en mi cuarto. El azul tenue de sus ojos ven al sur.

El azul más claro llena mis ojos y recorre la tierra. No hay una sola nube en todo el cielo. Solo claridad. Ella se encuentra detrás de mí, a cuantos metros hacia su derecha. La ubicación es el jardín, por supuesto. El azul imposible es un imán etéreo que succiona la mente de los niños hacia algo más allá del nivel de la compresión humana. Un sentimiento. No hay nada más que esto. Es recordado como el momento más feliz en una vida.

Luego, abro la puerta en el suelo y la encuentro a ella, de nuevo. Su boca está abierta pero no es una sonrisa. Puedo ver pequeños puntos brillantes a través de ella, como el secreto mejor guardado en cuanto a diamantes se refiere. El llamado a una época cuya relevancia ha finalizado. La imagen es demasiado para mí. Retrocedo, y pierdo el corazón. Lo único que escuchan mis sentidos es el retumbe de un motor, oxidándose con el tiempo.

Antes de eso, tengo otro sueño. Estoy en una cama, encima de una mujer. Pero no estoy ahí. Soy un mirón en la niebla. Soy un niño de 4 años. Es la primera experiencia sexual de mi vida. Soy un ente maleable. La mujer, asimismo una criatura amorfa, no tiene rostro. Es una experiencia recurrente, pero termina, como todo.

Soy infinito. La marcha en mi cabeza es la protesta del ayer con una voz de vidrio. Jamás pasaré a través de este, su transparencia el único signo de su existencia. Me convierte en dios y me condena a sus recuerdos. Los recuerdos son el mar de vidrio, su voz cortándome contra el oleaje. Puedo ver la sangre sobre mis huesos. Una estructura es revelada. Soy un edificio en el mar.

La protesta se intensifica. El ayer se rehúsa a morir, memorias que no dejarán de existir para dar paso al fascismo emocional. Mi realidad es absurda. Soy una torre imponente sobre el mar. Sobre las nubes, puedo ver los letreros, que hablan del presente – Ha habido una violación constitucional contra el pasado. En las alturas, sus voces de vidrio son una mala nota en el acordeón del universo. Pero solo por un momento. Me estoy volviendo más pequeño. Mi cuerpo se contrae. En el descenso, las voces unísonas se rompen en todas direcciones y puedo escuchar al coro del infierno en su revuelta. Las olas vienen sobre mí de nuevo. El impacto es inminente, y entonces lo comprendo: Debo salvarlos, a todos. Tomarán mi vida, y cuando finalmente el círculo llegue a su fin, la celebración de las memorias tendrá lugar. Soy golpeado de nuevo. En mi desesperación, estoy tratando de salvar los recuerdos, pero hay un problema.

domingo, 17 de enero de 2010

Sobre...

Por ti regreso
Aunque no egrese
Y mi tiempo en la tierra tenga las grietas del por qué
Por mí me quedo
Estando aquí
Siendo el por qué porque me lo mando
Y a vos nadie te manda
Pero ahí te veo
Portátil en regazo o en tu brazo recio
De noche te veo y me ves
De noche nos vemos
Y dices “Vámonos”
Y adónde vamos no tenemos que decir “Nos Vemos”
Pues por ti vengo y me quedo
Y por mí me quedo y me olvidó del “Ya Vengo”
Sepa el mismo Judas la simplicidad de este brevísimo escrito
Juzgue Ud. la calidad intrínseca:
Pues para escritores por estos rumbos se dice hay ley seca
Quizás solo sea yo jugando con palabras
Con el populismo en el corazón
Pero solo quería, solo tenía ganas
De decir algo esta noche.
Y buenas noches.