domingo, 13 de septiembre de 2009

La Meta-Broma de Jodorowsky



¿Cómo abordar LA MONTAÑA SAGRADA (1973)? Lo que intenté hacer en las dos primeras partes de la retrospectiva (El disectar escena por escena el significado inherente en FANDO Y LIS y EL TOPO para tratar de llegar a una conclusión coherente) simplemente queda obsoleto aquí, producto de pretensiones honorables pero ahora irrelevantes. No tengo ningún deseo de reencauchar lo que he escuchado al mismo Jodorowsky hacer, aunque no de forma tan extensa como yo lo habría hecho…Así que un método de discusión más conservador estará a la orden. Y finalmente, tiene sentido, ya que LA MONTAÑA SAGRADA es una suma temática de todo lo que ha venido antes, todo lo que le interesaba a Jodo. FANDO Y LIS y EL TOPO actúan como precursores activos en la discusión de LA MONTAÑA SAGRADA, por lo que una nueva disección total seria un ejercicio excesivo, aunque habrá elementos de eso aquí. Más amplios, pero de igual manera más concisos en forma.

Hay cierta recompensa en la realización de una retrospectiva, pues quedan en evidencia los temas subyacentes en la obra del director a lo largo de un periodo de, en este caso, 5 años… Toda una vida creativa para un artista. Y hablando de vida, puedo admitir que me equivoqué al considerar (aunque fuera por un segundo) a EL TOPO como la adultez. No, mas bien, y como lo mencioné antes, ese film, como una obra técnica e intelectual, es meramente un adolorido en proceso. LA MONTAÑA SAGRADA es el verdadero sinónimo de adultez cinematográfica para Jodorowsky, al menos en lo que a su eterna búsqueda de la Iluminación-por parte de sus personajes- se refiere. Aquí, Jodorowsky ha perfeccionado su estilo de cine simbólico-místico, para entrar en una nueva dimensión de alcances infinitos que cuestionan todos los cimientos no solo del arte con el que experimenta, sino con la creación misma de éste y lo que significa contraste al ser humano.

Jodorowsky vuelve al estilo ultra simbólico de FANDO Y LIS, donde el hilo narrativo toma un paso atrás ante la exposición visual. Pero a diferencia de la anterior, LA MONTAÑA SAGRADA es el genio de Jodorowsky en su máxima expresión, gracias en parte a un real presupuesto que le permitió realizar su visión: olvidados están las carencias cinematográficas que restringían los límites creativos de Jodo, sustituidas ahora por impresionantes cuadros, testimonio de una fotografía estupenda que cubre todo el espectro filosófico-místico que fluye a través del film. Madurez como cineasta siempre ayuda, claro. No hay una toma torpe en el film visible al ojo desnudo de este simplón.

La leyenda cuenta sobre La Montaña Sagrada, un lugar donde residen 9 misteriosos seres inmortales que dominan el universo. Asimismo, 9 seres mortales, inmorales, corruptos y seducibles dominan el mundo material que conocemos. O así nos parece. Con la ayuda del Alquimista, un ser iluminado que trasciende el vano de la carne, los 9 hombres y mujeres más poderosos del mundo parten en la búsqueda de la inmortalidad en La Montaña Sagrada, convirtiéndose en los verdaderos dueños de toda la existencia, si es que no lo son ya.

Como es de costumbre, Jodorowsky no usa “actores”, más bien tomando gente aleatoria en la calle que él consideraba fueran El Personaje, de modo que al rodar solo tuviera que captar a estos seres con una cámara, mas no dirigirlos, per se.

El film está estructurado en dos partes. La primera, lo que Jodorowsky llama la introducción de personajes, y una segunda, compuesta de la búsqueda por La Montaña Sagrada. Jodorowsky muestra cierta apatía a la forma básica de una película “de estudio” al hablar del cine: Comentando sobre LA MONTAÑA SAGRADA, nota cómo las películas generalmente son obligadas a seguir la estructura del Héroe De Las Mil Caras para desarrollar su narrativa, y el método de los tres actos. Aunque Jodorowsky no formaliza su película estrictamente basándose en el mito de Joseph Campbell, no se puede negar que LA MONTAÑA SAGRADA, de igual manera, no duda en hacer inclusión del que es quizás el más importante elemento del mito de Campbell: El Llamado a la Aventura. Por supuesto, el “Viaje del Héroe” es casi imposible no replicarlo, es el mito primordial, y aunque uno altere su forma aquí y allá, difícilmente puede escaparse de el sin entrar en el mundo del abstracto. De hecho, entre más lo pienso, más similitudes encuentro entre éste y LA MONTAÑA SAGRADA, pero, de nuevo, hágase énfasis en la simplicidad inescapable del mito. Esto no hace al film común. En lo absoluto. Destilando las cosas a su forma más simple, sin embargo, siempre encontraremos veracidad y elementos comunes con las fuentes primarias.



Reitero, el film no es exactamente amigable, a pesar de lo anterior, que es simplemente yo divirtiéndome con tangentes. Es más, me atrevería a decir que ronda en lo inefable. Más que una película, LA MONTAÑA SAGRADA es (o intenta) ser lo que Jodo se propuso, siendo esto “Una experiencia de Iniciación a un mayor nivel de Consciencia”. El encuentro con uno mismo, el despertar a una realidad más cercana al absoluto. Una nueva educación para llevar al ser humano al potencial de lo que puede ser. Grandes pretensiones, pero ¿Qué sería del mundo sin pretensiones? ¿Qué sería de nosotros si no jugáramos con El Orden De Las Cosas? El precio de nuestro incansable inconformismo es debatible, pero algo está claro: Debemos siempre estar en la búsqueda de realizarnos como humanidad.

Bueno, de ese punto parte Jodorowsky. Y para lograr su cometido, hace uso nuevamente de todo tipo de artes esotéricas como el Tarot, el Yoga, la Kabbalah y el Sufismo. La sangrienta corriente Zen que se originó en EL TOPO también tiene efectos de temática consecuenciales. Obviamente, la Alquimia aplicada juega un rol clave en LA MONTAÑA SAGRADA. No hay más que ser testigo de la escena donde El Ladrón (EL personaje principal durante la primera parte, quien claramente es sinónimo del Espectador) es obligado a defecar durante su iniciación para que el Alquimista pueda convertir sus impurezas, en otras palabras su excremento, en oro puro. Esto es, claro, el fenómeno de la Transmutación.

Hablemos del Ladrón. Su imagen y semejanza a Cristo es incuestionable. Por supuesto, es un Cristo caído, con moscas en la cara, yaciendo sobre sus propios orines. El Ladrón también juega el papel del Loco, e inclusive vemos su carta en el suelo. El Ladrón, como su carta, deambula por la tierra fuera del orden mundial y en busca de “algo”… Algo que el mismo no sabe que podría ser. Es un ser ambicioso, bélico, pero con una inocencia primitiva. Sus experiencias por el insensato del mundo lo llevan desde la Conquista de América (un duelo entre sapos y camaleones, textualmente hablando) pasando por La Pietá y La Pasión como comercio divino hasta, seducido por oro, llegar a la torre del Alquimista e inadvertidamente ser sometido a la Iniciación.



El interior de la torre del Alquimista es una inyección psicodélica. Caleidoscópica e infinita, es un ente rotante de sanidad que busca limpiar La Perla (el alma) y prepararla en su viaje al Yo armónico con la Consciencia. El Ladrón es expuesto al Tarot como sugerencia de un viaje espiritual marcado en barajas, y de la cual él mismo es el antecedente encarnado. El Tarot funciona como esquemático de LA MONTAÑA SAGRADA, así siguiendo su estructura esotérica desde el ya mencionado Loco, hasta El Mundo, la última carta del Arcano Mayor, que representa la Unidad Total.

Una vez hemos conocido al Ladrón y sido testigos del inicio de su viaje, El Alquimista (interpretado por Jodorowsky, cabe añadir) introduce a los recipientes principales de su doctrina: Los 9 hombres y mujeres más poderosos del mundo, quienes controlan las esferas políticas, militares, sociales y culturales del planeta (En teoría, sería del universo, pero actúa como el mundo que conocemos, que es uno. Hay una relación mundo-universo. Pero más de esto después, me adelanto a mi mismo). Cada uno representa un planeta de nuestro presunto sistema solar. Jodorowsky los presenta como divinidades que uno encontraría en una Iglesia, santos, imágenes con todo tipo de connotaciones metafísicas y político-culturales, actuando como comentario sobre, de nuevo, el presunto mundo que habitamos. Es esta la parte más hipnótica-incidente en LA MONTAÑA SAGRADA, mostrando al mundo como una sátira, la peor de las falsedades, un universo mercadotécnico que responde a prepotentes tendencias secretadas de la psicosis de sus líderes de industria. Comentario social y político enhorabuena y en dosis tan alcanzativa como el presupuesto de Jodo lo permite.

Ahem. Fon: Venus. El artista manufacturero de la belleza representa todo lo malo con el narcisismo fundamentalista: Pérdida de identidad, amor basado en una mentira prostética, la muerte retocada como el último producto, la misoginia y el principio básico de que “las personas quieren ser amadas, no por lo que son, sino por lo que aparentan ser.”

Isla: Marte. Una lesbiana armamentista que (junto a su legión de secretarios homosexuales) fabrica todo tipo de armas prácticas y químicas, capitalizando sobre los fenómenos sociales como los universitarios marchistas, que necesitarán armas afines a sus gustos para sus protestas, así como cualquier movimiento religioso, donde podemos escoger, por ejemplo, entre un arma en forma de Buda…O de Cristo, según nuestro movimiento social de preferencia.

El Señor de Júpiter parece haberse casado con una obra de arte viva: La mujer sin senos. No una figura paria en una galería, seguramente. Viendo como toda su casa es una enorme galería, su esposa no es más que una piéce magnifique más, puesto que Klen tiene una amante. Al ser un reprimido sexual, la usa como su escape a un nuevo mundo sensorial. Klen es dueño de una “fabrica de arte” donde se da a lugar una broma muy literal sobre el estado de la industria y de sus consumidores conformistas. Al final, un fascinante vistazo cauteloso al futuro de la industrialización como reemplazo emocional.

Sel vende guerras a niños. Planeta Saturno. Primero, el payaso, la figura amigable con dos caras. Una vez los niños han sido manipulados superficialmente para seguir a una imagen, el verdadero condicionamiento comienza. Las armas del futuro son formateadas desde muy temprana edad para combatir al enemigo extranjero del hombre blanco. La fábrica de juguetes, paradójicamente, está compuesta por ancianos. Más que ancianidad, la vejez aquí actúa como agente corruptor, decadencia, las formas retrogradas. La guerra, en sí.

Berg. Urano. Un genocida niño de su madre que llena el lugar del ya necesario Edipo en una película de Jodorowsky. El asistente financiero del presidente vive (y realmente vive con) con su bizarra madre en una relación de amor/odio que es casi lésbica en su ejecución…Cuando no está informando al presidente de cuantas personas deben morir para reducirle costos al estado, claro está. Jodo además, y para puntuar la secuencia, supongo, toma hombres musculosos como guardias del presidente y los viste únicamente con lencería propia de una mujer en pleno descubrimiento sexual. Je.



En Neptuno se encuentra Axon, jefe de policía. Sus fuerzas policías reflejan más a una milicia paramilitar con sobredosis de testosterona, con un líder que venera a los testículos. Hay paralelos con un régimen en particular, si uno quisiera verlos. Axon lleva a su milicia a combatir contra universitarios en medio de una protesta (un tema recurrente de los tiempos) y es aquí donde Jodo empieza a jugar con el arte de hacer cine en su faceta técnica, ahora con efectos prácticos que no concuerdan con algo más que una realidad sugerida. En el proceso, también podemos apreciar el hecho de que estos soldados literalmente están arrancándole el alma a estas personas. Y seremos espectadores totales de eso.

Finalmente, está Lut, de Plutón. Podemos ver que tiene una extraña relación con niños vestidos como Mickey Mouse que va más allá de ser paternal. Es un arquitecto, con un concepto a explotar. El lecho de muerte como una casa. Vivir en féretros. “Ser un hombre libre – sin familia, sin hogar”. En desolación y un número cuya existencia se centraliza en la fábrica como existencia única.

Jodorowsky ha presentado a los 7 individuos que (junto al Ladrón y la “asistente” del Alquimista) conforman el colectivo que viajará a la isla de Loto a reemplazar a los seres inmortales en La Montaña Sagrada, la cual “une a la tierra con el cielo”. Como si fueran El Diagrama del Sephirot Kabbalico, junto al Alquimista, buscarán hacer un mapeo del origen del Universo, para volver a la primera materia, como senderos divinos. Y el primer paso de su purificación en camino a la inmortalidad en la consciencia será, naturalmente, despojarse de toda la materia que han creado, es decir, sus riquezas. Todos arrojan sus sacos de dinero a las llamas. Todos, menos el ladrón, claro, siendo un mendigo. No te podés deshacer de algo que nunca has tenido. Después, son instruidos a quemar su propio concepto de sí mismos, sus ojos y su memoria para ver a la verdadera persona que yace dentro. La materia va al fuego, y así como las figuras de cera de los individuos se descomponen y pasan a un estado más transitorio, Jodorowsky abandona su fotografía estilística y su presupuesto y partimos en un viaje más visceral.

Estando ahora en “el mundo natural”, los 9 serán sometidos al trabajo sobre sí mismos, es decir, a seguir el Eneagrama del Cuarto Camino según Gurdjeff hacia la realización del Ser. Jodo metafóricamente destruye a sus 9 a tal punto de que quedarán irreconocibles, matando su historia, matándose a sí mismos y al mundo que han creado. No serán capaces de reconocerse en superficies reflectoras, ni recordar sus nombres, ni a sus seres queridos. En una serie de muertes y resurrecciones continuas, los 9 gradualmente llegan a un mayor conocimiento de su propia naturaleza, haciendo contacto directo con los sucesos del mundo natural y la unificación con estos, terminando en la dulce-amarga realización de una serie de individuos convertidos en uno, listos para la vida después de la muerte.



Ya en la isla de Loto, el colectivo pasa por el Panteón, un bar repleto de todos aquellos que llegaron a la isla en busca de La Montaña Sagrada, pero, nostálgicos, decidieron conformarse con las comodidades del mundo estilizado del ocio y ahora habitan lo que únicamente puede describirse como un casino/circo lleno de los falsos profetas de la displicencia, el alcohol y el LSD.

Escalando los límites de La Montaña Sagrada, el grupo empieza a experimentar psicosis de altura, perdiéndose en la pesadilla de su propia naturaleza, viviendo sus mayores temores en el proceso. Más muerte y…Resurrección. Aunque la cima de la montaña probablemente está causando esto, es altamente sugerido que el Tigre del Alquimista, conectado a los 9 por medio de una cadena, es el verdadero responsable de los sucesos extra-sensoriales que afligen al grupo. Una vez han sido extirpados de sus miedos, habrán de llegar al lugar donde los 9 inmortales se encuentran reunidos, quienes curiosamente visten como miembros del KKK. Paralelo a esto, está el fin de la historia del Ladrón, quien había sido seguido durante toda la película por una prostituta de iglesia y simio. El Alquimista lo instruye a volver al mundo con ella, a “buscar la eternidad en el amor” y, junto al simio, forman una bizarra familia Darwinista, con el primate como hijo y sucesor del Hombre, un reset para la humanidad.

Los 9 llegan con los Inmortales, listos a tomar su lugar, solo para encontrarse con dummies, muñecos vestidos de deidades para crear la ilusión de seres omniscientes que se supone dominaban el universo. No hay nada aquí. La Montaña Sagrada es una farsa. El Alquimista les ha jugado la mayor broma de sus vidas. Y no únicamente a sus 9, sino al espectador mismo, trayendo a consciencia el hecho de que está observando una película, ya no como el Alquimista, sino como Alejandro Jodorowsky, efectivamente rompiendo la Cuarta Pared, cansado de simbolismos, cansado de sí mismo. Jodorowsky inclusive le ordenará a la cámara que amplíe la toma, mostrando un grupo de técnicos de iluminación, microfonistas, camarógrafos. La ilusión preternatural de LA MONTAÑA SAGRADA ahora completamente disuelta, llevando al espectador a una consciencia de sí mismo, y de la realidad.

Es una jugada que me incomodó al principio, pero es realmente genial. Asimismo, es dura, puesto que le pide directamente al ojo del espectador que deje de vivir en base a algo que no existe, fenómenos de la mente, fotografías, estimulación sensorial y regrese al mundo. Ciertamente es una bofetada reaccionaria para este simplón por parte de un artista que, mas que nada, está obsesionado con asesinar a su audiencia solo para regresarla a la vida, continuamente, cada vez con mayor intensidad. Pero, ¿Qué realidad vivir, os preguntáis? Esa es una interrogante muy amplia, y probablemente no sujeto de elección, materialmente hablando. La realidad es la psicosis, el caleidoscopio de posibilidades. Saber distinguirla es llegar a un mayor estado de Consciencia, y darnos cuenta que, vuestra ilusión es nuestra realidad, pero nuestra realidad nunca será vuestra ilusión. Y actuar acorde.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Trisquel, Trisquel

No me gusta vivir en el pasado. Sigo repitiendo esa frase, como una mentira que por coerción contínua se ve obligada a coexistir con el plano de la verdad. Pero en realidad, dificilmente he podido alejarme de lo que ha venido antes. Cuando cometo un error, craso o como fuera, siempre me gusta volver al principio, al momento de la motivación, al movil. ¿Por qué hice esto? ¿Habia algo bueno ahi, o cometí el pecado de actuar por instinto (un verdadero crimen) y obviar la razón? Seguramente hay lógica en tomarte la palabra, cierto?

El stress emocional causado por mi reacción a la respuesta de todo lo anterior es ridículo. Reducido a un niño de 5 años, luchando con carencias éticas, intelectuales. Frustración, desespero. Cuestionarme nuevamente y sistemáticamente llegar a la conclusión de que no soy tan fuerte, ni tan lógico como quisiera o como siento que debo ser. Soy algun híbrido. Humano, debil, todos los sinónimos. Siento que debo ser la máquina de Descartes...Pero, ¿Cuanto antes de que la máquina colapse sobre su propio peso? ¿Algún dia podré reconciliar mi cualidad humana con las exigencias del medio? Continuamente me siento atacado: "Un ente calculador, un analista" Alguien que evalúa, somete a juicio, y como verdugo, desolla el pensammiento rápida y eficazmente, sin un rastro de trepidación. Eso es lo que El Héroe quiere, haciendo justicia a su nombre, claro: Manipulacíon totalitaria cognoscitiva. Controlar las emociones del pasado para reprimir los errores de algo que no existe.

Recuerdo hace un par de meses representar a un Trisquel, que es en parte símbolo de algo que no existe, pero cuyas raíces, por definición, deben encontrarse en el pasado que tanto quiero aborrecer para poder convertirse en una mera idea. Me pregunto que tan omnisciente tengo que ser para poder controlar lo que ya no existe y lo que paralelamente jamás existirá. ¿Transitorio, o estoico? Siento como si pudiera dejar de existir con solo desearlo. Tan fuerte es el hilo.

Odio esta entrada. Ya no sé porqué decidí escribirla. Se siente completamente falsa, mas sin embargo todo lo que he plasmado acá es "cierto". Es probablemente la entrada mas desapasionada que haya escrito. Quería cerrar algo en mi vida a través de mis palabras, pero creo que esta es una de las ocasiones en que una imagen verdaderamente podría comunicar más que delirios de medianoche.