viernes, 31 de julio de 2009

No hay luz al final del túnel para EL TOPO


Si FANDO Y LIS (1968) fue una visceral analogía al nacimiento de un cineasta - torpe, incómodo, sucio – entonces seguramente EL TOPO (1970) es simbólico de su adultez. O por lo menos de su adolescencia en camino a convertirse en un hombre. El segundo trabajo cinematográfico de "Alexandro" Jodo es, simplemente, una bizarra delicia del cine del bajo mundo, una magnánima entrada al subgénero de películas underground…No os engañéis, Jodorowsky podrá ser un maestro, un genio, pero sus películas (hasta ahora) tienden a ser atadas un poco al género menor del cine. Nunca llegan al de tipo serie Z, por supuesto....Pero su reconocimiento parecería empezar por ahí y no es algo que diga en detrimento de la pieza. Más bien es parte de su encanto, por así decirlo. En mi opinión, FANDO Y LIS y EL TOPO trascienden sus aparentes orígenes de culto y se convierten en películas de arte con verdadero significado subyacente. Reconocimiento poco tiene que ver con calidad de todas formas, como veremos a continuación.

Hablando de FANDO Y LIS, recordemos que aquella película, tomada como una narrativa, es un desastre. Tomada en forma literal, puede ser impenetrable para la mente despistada. No hay verdadera cohesión, y la idea de un "plot" estándar salta por la ventana tan rápido como puede para dejar que la película sea abatida por una ola de simbolismos. Ahora bien, este tipo de cosas no se han ido con esta obra, pero Jodorowsky ciertamente esta más en forma para EL TOPO; Encuéntrese aquí una película más estructuralmente asimilable.

Se asemeja más al tipo de guión al que la mayoría de la gente está acostumbrada. O por lo menos así lo veo yo. Claro está que la mayoría de la gente jamás sabrá de la existencia de esta película, así que hablo irrelevancias.

Que EL TOPO parezca ser más asimilable que FANDO Y LIS es completamente subjetivo. Me pregunto si puedo llegar a esta conclusión simplemente porque me he dedicado a disectar FANDO Y LIS y por ende tengo una entrada obtusa a los procesos mentales de Jodorowsky...O porque realmente EL TOPO Si es digerible. Mas. Que. Ay, ay.

Empezamos con El Topo y el Topito, o "Brontis". Padre e hijo se hacen a caballo por el vacío del desierto. Evocativamente, El Topo se cubre del sol con un paraguas (¿un nod a la influencia oriental permeable en la película, quizás...?). Habiendo plasmado una de las imágenes más icónicas en EL TOPO, Llegamos al sitio del ritual en que el padre obligará al hijo a convertirse en hombre, haciéndolo enterrar su infancia y su complejo de Edipo en potencia.

Será un acto de dudoso éxito. Como en FANDO Y LIS, Jodorowsky una vez más plantea la infancia como raíz de los trastornos que afligen al adulto.

Habremos de seguir a El Topo en su camino a la iluminación divina. Lo que esta tarea implica es una pregunta abierta. Antes de conocer los porqués y cómos, empezaremos por revisar el simple modus operandi del personaje titular para realizar este peculiar mandado, cortesía de Jodorowsky:

"El topo es un animal que cava galerías bajo la tierra, buscando el sol. A veces, su camino lo lleva a la superficie. Cuando ve el sol, queda ciego". Se establece, aquí, la base filosófica de la cinta. Parafraseando la alegoría de la cueva ("La República" de Platón) en la que el hombre, atrapado en la prisión de su cuerpo, no puede más que vislumbrar las sombras del pensamiento destilado y puro, Jodorowsky pretende ilustrar el camino de El Topo al Conocimiento del Todo.

Nos hacemos por un pequeño pueblo tocado por el Coronel. Incontables novias yacen en la tierra, junto a los animales, sin distinción. El único audible el llanto de la muerte rapiña y los pasos del Topo al cruzar por el río de sangre y hacia la iglesia. En una muestra de impresionante trabajo de cámara, Jodorowsky nos hace pasar a través numerosos novios ahorcados, sufriendo con ellos todos los crujidos del techo. Al salir, se encontrarán con un viejo moribundo que implora por ser sacado de su miseria.

El Topo quiere respuestas; Al pueblo solo parece interesarle la muerte. Muerte será, entonces. Dándole su revólver a Brontis, este último lo dispara contra el viejo en el suelo.



Siguientes son los Bandidos. Hay una carga sexual corriendo a través de sus venas. Estos seres funcionan estrictamente como arquetipos, y nada más. Como dirá el Coronel: "No tienen almas." El trío de Bandidos tentará al Topo a batirse con ellos (Quieren sus joyas) con todo tipo de ridiculeces. Usando un globo desinflándose como metáfora para la despresurización del duelo (EL TOPO es más o menos un western, al fin y al cabo. Místico, si, pero un western. Un western místico) la escena llega a su clímax y se baten. Dos muertos. El Topo deja vivir a un Bandido para interrogarlo. Los corderos de sacrificio de Jodorowsky (ya introducidos en FANDO Y LIS, y sospecho no será la última vez que los veamos) adornan la vista. Teniéndolo a su merced, El Topo interroga al Bandido, ahora si obteniendo la información que buscaba...EL Coronel y sus Bandidos están aterrorizando un convento franciscano. El Bandido muere, su boca abierta hacia el sol. El Topo se quita sus joyas y las introduce en la boca del Bandido. Las joyas son su muerte. Como en FANDO Y LIS, Ojodoro sigue el hilo temático de personajes que tienen que morir para obtener lo que quieren, aquí de forma muy textual.

El Topo y Brontis llegan a la misión franciscana, donde los demás bandidos hacen de las suyas con los locales, robando y matando a discreción (de la cual no tienen) e irrespetando el Gran Libro, por supuesto. Adoro la forma en que están vestidos. Jodorowsky les da un aire tanto afeminado como bizarro. Nos enfocamos en una torre, donde un número de franciscanos se encuentran atados. En una de las escenas más "entretenidas" de la película, los bandidos se reúnen para cortejar a los franciscanos como si fueran damas. Una incomoda sesión de baile tiene lugar, donde los franciscanos son obligados a jugar el rol de mujer, y de burro. Los bandidos llegan al extremo de vestir a una de sus presas de mujer y pintarle los labios mientras este se queda completamente estático. Cabe añadir que la música de fondo realmente funciona, dándole el tono perfecto a la secuencia. Es el primer acto de masculinidad falsa en evidencia.

Saliendo de una torre, La futura Mara aparece. Los Bandidos son instantáneamente atraídos hacia ella. Más de aquella exasperante carga sexual al utilizar las iguanas como extensión de sus penes. Pero Mara, quien aún no es Mara, no está interesada, declarando que el Coronel matará a cualquiera que la toque. Los Bandidos retroceden tímidamente. Mara entra de nuevo a la torre.

Un gordo hombre semi desnudo yace en el suelo, tocándose. Lo contemplamos por un tiempo. Aquí, el es dios. Pero un dios curioso. Necesita la ayuda de Mara para incorporarse. Mara lo viste, levantando sus ropas por él. Mara aplica su peluca. No está claro quién aplica su maquillaje....Parece que el hombre no tiene problema con hacer eso por sí mismo. Ha habido una transformación completa del hombre indefenso a una presencia comandante. Es el Coronel. Enfrentará a sus hombres, quienes le tienen total pavor por acercarse a Mara. El Coronel sin embargo, les ofrece a Mara, con la premisa de que básicamente los perros necesitan sus sobras. Antes de que se hagan con ella, El Topo explota en escena.

Los Bandidos están paralizados. El Topo tiene el control total. Brontis les quita sus armas. El Topo dispara a uno de los bandidos que trata de atacarlo. El Bandido, muriendo, intentará recolectar todo tipo de artefactos religiosos en su camino hacia la muerte, pero ninguna de estas cosas puede salvarlo. Son solo....Cosas...

GÉNESIS.

Los franciscanos se hacen de las armas de los Bandidos, cortesía de Brontis. El Topo, por su parte, piensa batirse con El Coronel. No hay duelo del que hablar, El Coronel está aterrorizado del Topo.

Acorralado, es despojado de su arma con un tiro en la mano, cortesía del Topo. El pistolero además remueve las ropas militares del Coronel, no sin antes exponer su calvicie, cortesía de otro tiro. Los Bandidos se regocijan. El Coronel ha perdido toda su presencia, en un verdadero caso de El Uniforme Hace al Hombre. Indefenso, queda expuesto como el patético hombre que es. Jodorowsky intenta destruir la idea de masculinidad falsa, tanto como lo hizo en FANDO Y LIS, en esa película lidiando con la feminidad falsa en el caso de la madre de Fando. "Quien eres tú para hacer justicia" reclama el Coronel. "Soy Dios." exclama El Topo. Procederá a emascular al Coronel, pulverizando la mera idea del Coronel como Hombre. Estando en ruinas, el Coronel se pega un tiro.

La futura Mara se le impondrá al Topo, tratando de ganar su atención. Brontis inmediatamente siente celos y la aleja de su padre. El Topo monta el caballo con mara, rechazando a su hijo y dejándolo con los monjes. "Destrúyeme. Nunca más dependas de nadie." Finalmente el padre abandona al hijo, acentuando el creciente resentimiento entre ambos, y el segundo paso en su camino a la tragedia griega. Rápidamente los monjes lo convierten a su orden. El Topo cabalga con Mara, cambiando sus ropas de convento por algo mas "cómodo”.... Significante de su nueva libertad. En una especie de arroyo, el Topo toca su flauta mientras Mara liberar un par de pájaros (Jodorowsky explicó en FANDO Y LIS que esto es simbólico de liberar el alma para los egipcios). Acto seguido lanza piedras al estanque, evocando budismo zen. Luego, el bautizo de Mara. Oficialmente concebida como agua amarga en un espacio desierto. Las habilidades bíblicas del Topo se hacen presentes por primera vez, convirtiendo el agua amarga en dulce con un bastón, como el de Moisés.



Cabalgando por el desierto, Mara se pregunta cómo pueden vivir en la desolación. El Topo está a punto de realizar más obras divinas. Extraerá huevos de Mara; Extraerá agua de una roca con su Moisés-revolver; Invocará a Dios, o por lo menos a uno; encenderá la llama de la curiosidad en Mara, quien intentará recrear estos milagros, fallando en todos. El frío de la decepción la consume. El Topo medita el fracaso de Mara dentro de su círculo de Zen (formado inconscientemente por una deambulante Mara). Dentro del círculo se encuentran los polos opuestos cósmicos que definen al Topo y, removiendo sus ropas, como por inspiración etérea, la respuesta le ha llegado. Para lograr santificar a Mara, debe inseminarla. Vemos a Mara gritar de dolor coital, desnuda en la inmensidad del mar, siendo bañada por el líquido seminal divino. Recoge huevos del desierto. Extrae semen de la roca fálica y vive de nuevo. Ahora tiene la fuerza para retar al Topo.

Para "ganar el amor" de Mara y ser "el mejor", El Topo debe buscar y matar a los cuatro maestros del revólver. El Topo forma una espiral en la arena, similar a un Heyiya-if, representando la transición que está por venir. Un viaje del mundo material al mundo de las ideas, convergiendo en el proceso. Nótese el parecido de la analogía con La alegoría de la cueva. El camino será arduo. Se nos comunica que pasan meses, pero El Topo está determinado a encontrar a los cuatro maestros. El par duerme en la arena cuales muertos vivientes. Una señal en el cielo los lleva al primer maestro del revólver. Aquí nos encontraremos con una extraña "mujer" idéntica Al Topo. Maquillándose, buscaba batirse con el maestro, pero no ha logrado su atención aún. El maestro en cambio, decide ver al Topo inmediatamente. Hmmm, me pregunto por qué...

Dos hombres fusionados en uno ("y cuando quise separarme de ella, me di cuenta que ya formábamos un solo cuerpo con dos cabezas") dirigirán Al Topo a la torre del maestro. Adentro, el maestro le enseñará al Topo su primera lección del camino: Lo reta a tomar una figura de su posesión a la cuenta de tres. El Topo falla predeciblemente. "No trato de ganar, sino de alcanzar el dominio perfecto." El maestro nos da la impresión que lleva una existencia completamente etérea; parte de su ritual de existencia es aprender a recibir las balas en su cuerpo sin dolor y presumiblemente, volverse un ente transparente por completo. Accede a batirse con El Topo.

El Topo medita en la superficie de una laguna (zona circular, zona de zen) sobre el duelo por venir. Reconoce que no es capaz de vencer al maestro del revólver por sus propios medios y se hunde bajo el peso de su consciencia.

"¡Quiero un triunfador! No seas tan honesto." Mara imponiendo su voluntad sobre El Topo, guiándolo por el camino de la falsedad, la traición, la gloria carnal. El Topo seguirá meditando - ahora en el desierto - hasta el momento del duelo. En preparación, los hombres fusionados seccionan con pintura roja los puntos vitales del maestro. El Topo se acerca en su caballo y desmonta. Los duelistas se acercan lentamente. El maestro cae en una trampa en la arena. El Topo le dispara en la cabeza. El Topo ha seguido las palabras de Mara, haciendo trampa y venciendo al maestro, pero odiándose en el proceso. La carnicería de los ayudantes del maestro estará a cargo de las extasiadas mujeres (Mara y el doppengalger del Topo, su sombra). Entre espeluznantes carcajadas, Mara declara al Topo "ganador." La extraña mujer (con voz de hombre) se ofrece a guiarlos al segundo gunmaster. En el descanso antes del camino, Mara se encuentra desnuda reposando en la laguna circular. Es aquí donde será tentada por la hipocresía de la mujer falsa. Sosteniendo desnuda un espejo que pareciera formar un símbolo sexual masculino sobre su “vagina”, la sombra del Topo empieza su acecho de Mara. Y esto significará la perdición tanto de Mara como del Topo. La mujer le obsequia el espejo a Mara, para contemplarse eternamente. Esta lo usará en todo momento, inclusive en el más intimo, perdida en los confines de la imagen. El Topo romperá el encanto de un balazo, literalmente. Mara recoge los pedazos de vidrio del antiguo espejo, y el Topo los guarda en sus ropas. Finalmente, su doppelganger los lleva al segundo máster. El Topo decide ir solo.



La madre del segundo maestro del revólver espera. Un carnivale pinta sus alrededores, completo con leones (Es uno de los cuadros más hermosos en EL TOPO). La madre le leerá el Tarot: "Cuanto más profunda sea tu caída, más alto llegarás. Traidor, cobarde, asesino." Suena como el Topo. La madre le invita a acercarse hacia ella y su hijo, cruzando una corriente de agua en el desierto. El segundo maestro se enfrenta al Topo, venciéndolo fácilmente al dispararle a su revólver y declarándolo virtualmente muerto. Ahora le enseñará una lección. El joven máster es capaz de dominar una pirámide hecha de palillos con sus fuertes manos sin que esta se rompa. Cuando el Topo intenta tomarla, la destruye irremediablemente. El maestro tiene un dominio exacto de la letalidad de sus acciones, ilustrado nuevamente en la escena en que ambos disparan a una estrella hecha de palillos. Una estrella para cada pistolero. El Topo una vez más destruye su objetivo por completo; el maestro meramente elimina un palillo de la estructura, dejando a la forma intacta. "Una sola bala. Nunca mortal". A base de golpes, arrastrándolo por el desierto, tratará de revivir al derrotado Topo. La lección debe continuar. "Tu disparas para encontrarte. Yo disparo para desaparecer. La perfección es perderse". Uno con el mundo etéreo. Entregarse por completo para recibirlo todo. "Para perderse, hay que amar. Tú no amas. Tú rompes. Tú asesinas." La única manera en que El Topo puede buscar la iluminación es a través de un hoyo negro que lo succiona todo en un efervescente instante. Un Omega. "Nadie te ama. Porque cuando crees que das...En realidad estas tomando". Efectivamente.

Volvemos con la madre, quien sienta quieta cual estatua, o tal vez "animal disecado" sea más acorde....El maestro arrastra al Topo hacia ella, mientras continúa hablando de su infinito amor a su madre como base de su existencia. Se encuentra completo. El máster le entrega un cenicero de cobre al Topo, como una bendición. "Toma otra vez tu revólver. Mi hijo quiere darte una última oportunidad". En un momento de distracción, El Topo plantará los restos del espejo de Mara para herir a la madre mientras esta deja su silla. Es un ave audible. El máster pierde su mundo por la madre, inconsciente de que el Topo ha cambiado las cartas. Le da un tiro sucio por la espalda al maestro. Éste balbucea su camino hacia la muerte mientras más disparos llegan por detrás. Una vez más nuestro titular se ha hecho de la victoria.

El Topo se pone en marcha.

PROFETAS.

El Topo yace como un animal muerto en la arena.

El peso de su travesía se acrecentad con cada encuentro.

"No quiero que te acerques a él. ¿Por qué nos vienes siguiendo? ¡Lárgate!"

Mara. Un fascinante duelo entre las mujeres. A caballo. Con látigos. El doppelganger del Topo expertamente domina a Mara, quien no consigue un solo hito. Su espalda demacrada y sangrienta calcina en mis ojos. En un acto evocativo de FANDO Y LIS, la Sombra sana las heridas de Mara con su lengua, limpiando la sangre. Mara parece disfrutar mucho esto, tal vez un pequeño clímax es sugerido… Al final, unión a través de la sangre.

El tercer maestro. La señal es la de un conejo atado a una cuerda. La cuerda lleva hasta el corral del máster. Dentro de este, decenas de conejos. Algunos muertos. El Topo invade el territorio despojándose de sus armas. El maestro apreciará el gesto, aunque lo considere innecesario. Ahora sentados uno al lado del otro, el maestro leerá al Topo con su violín. Esto me parece interesante, pues siempre he considerado que la forma de llegar al fondo de mí ser es la música. “Sientes náuseas de ti mismo. No quieres traicionar más. Ahora deseas respetar la ley.” Efectivamente, El Topo se encuentra en una constante lucha consigo mismo por lo que quiere y la única forma en que siente que es capaz de conseguirlo. Pero un cambio de marea se avecina…”Ya no temes morir. Por eso eres un enemigo peligroso.” La lectura termina. El máster nos revela que los conejos han estado muriendo gradualmente desde que El Topo se abrió camino hasta el corral. “Ahora que estás tú aquí, no quedará ninguno vivo.” El Topo es el cuervo que trae muerte en sus espaldas, su presencia siempre intoxicante, siempre un omen. Ahora una lección. Cada uno de los pistoleros deberá disparar a un cuervo. “Voy a disparar un tiro. Eso es todo lo que necesito. Una bala, siempre mortal…” Claro paralelo de las dictaduras del segundo meister. El maestro señala con su revólver al “corazón” del Topo. Luego, disparan. Ambos hombres le dan un vistazo a los cuervos pulverizados. “Este es el tuyo, tiene un tiro en la cabeza.” El maestro sostiene ambas aves en sus manos. “Este es el mío, tiene un tiro en el corazón. El corazón, la cabeza. Cámbialos de sitio.”

Es hora de batirse. Ceremonialmente, tanto el Topo como el maestro intentan llegar al estado mental adecuado. Una pequeña reserva de agua circular los separa. Presumiblemente el maestro extrae vida y calma de ella. Círculos de meditación inundan EL TOPO. Engañando al maestro al momento disparar su arma, el Topo recibe un tiro al corazón. Un hombre muerto cae al suelo. Burlándose del maestro, El Topo se levanta con una sonrisa nefasta en su rostro. Le da un tiro en el corazón al máster, quien cae en la reserva, manchándola de sangre. Asimismo El Topo simbólicamente ha corrompido el alma de lugar, y corroído su propia esencia nuevamente. Su centro. Y, ¿como lo hizo? Sacando el cenicero de cobre de su corazón (otorgado por el segundo máster) El Topo ha logrado sobrevivir la bala. La bendición, ahora otro elemento de corrupción. “Demasiada perfección es un error.” El Topo entierra al máster bajo sus conejos. Luego, sumerge sus manos en la reserva. Vemos sus manos cubiertas de sangre. Lo metafórico se vuelve literal.



Mara descubre sus senos frente al Topo, quien los toca desesperadamente, llenándolos de sangre en el proceso. Trata de limpiarse las manos en su sexo, ser exento de culpabilidad por lo que ha hecho. Sabemos que la considera culpable. El Topo parece intentar dejarla atrás, contra los gritos y protestas de Mara.

El Topo, Mara y el Doppelganger se encuentran sentados en el desierto. La atracción entre estas dos últimas se intensifica. Hay tres higos en la arena: Uno para cada persona, habría uno de suponer. El doppelganger toma uno y, con una navaja, lo abre y corta por la mitad. Sugestivamente pasa su índice por el medio de la fruta. Luego, se la lleva a la boca y empieza a saborear el interior de la fruta con su lengua. Repetidamente. Hay una fuerte carga sexual en su mirada. La mujer le ofrece el fruto a Mara, quien lo rechaza violentamente, queriendo obviar sus deseos inconscientes. El doppelganger besa forzadamente a Mara, quien la rechaza nuevamente para volver con El Topo, a pesar de lo que en realidad quiere…

Finalmente conocemos al cuarto y último maestro. Es un anciano semi desnudo que no cuenta con más que un mástil de madera en el desierto. Nótese que las pertenencias de cada maestro son proporcionalmente inversas a la importancia de sus lecciones. “Te quieres batir conmigo. Como lo vas a hacer. Ya no tengo revólver.” El maestro relata cómo cambió su revólver por una red para cazar mariposas. Retará al Topo a un duelo a puños. El Topo intenta luchar con el maestro, sin embargo es un ejercicio inútil; El maestro es más rápido de lo que parece. Frustrado, El Topo saca su arma y dispara; El maestro no tiene más que usar su red para atrapar la bala y regresarla a su dueño. “Si vuelves a disparar, alojaré tu propia bala en tu corazón.” El Topo parece querer disparar de todas formas…Sin embargo, deja su arma y se rinde ante el maestro. “¿Como podías ganar? Si yo no combato. No tengo nada. Aunque hubieras hecho una trampa, no me hubieras podido quitar nada. ” El maestro en realidad no es un ente de posesiones materiales. Son irrelevantes. Esto es evidente en su residencia y en lo que está a punto de hacer para probar su punto. Su existencia es puramente metafísica. El Topo no puede ver esto. “Si. Te hubiera podido quitar la vida.” La noción de poder causarle algún daño al maestro parece ridícula. “¿La vida? No me importa. Te lo voy a demostrar.” El maestro se pega un tiro. “Perdiste.”

Gritos de desespero, dolor por el desierto. El Topo corre sin rumbo. Nótese que sus ropas están completamente desgarradas, descompuestas. Pareciera que se han estado descomponiendo poco a poco desde su enfrentamiento con el primer máster, pero eso es tal vez una ilusión de mi mente…El Topo se hace hasta la tumba del tercer maestro. La antes reserva de vida ahora un extremo e inflamante rojo; Los conejos arden en llamas con la proximidad del Topo. Huye. Ahora llega a una estructura hecha de palillos. Usando su revólver, destruye la estructura para descubrir la tumba del segundo máster, quien la comparte con su madre. Horrorizado, continúa huyendo. Pero no hay escapatoria. Habrá de llegar a la tumba del primer máster, ahora cubierto en abejas. Hay miel (se ve muy comestible, por cierto) rodeando al cuerpo. El Topo toma un pedazo de panal de abejas y lo restriega contra su rostro en completo fervor…Está teniendo un colapso nervioso. Ha perdido su mente. Adonde sea que vaya, solo encuentra destrucción, muerte, su mano. Dentro de la torre del primer máster, vemos como intenta destruir los cimientos de mero ser de manera esquizofrénica. Corte a un cordero de sacrificio de Jodorowsky, crucificado en la torre, mientras el lunático la destruye por dentro. Finalmente, la estructura cede. El Topo libera dos aves (¿libera su alma?) y decide destruirse.

Cambiamos de ambiente. Usando una roca, destruye su revólver.

“Ganaste. ¡Ganaste! Tú eres el mejor…”

Enardecido, El Topo intenta golpearla, pero no parece tener la voluntad de realmente arremeter contra ella. En vez de eso, le da un abrazo y se dirige a un puente (Las ropas de Mara han cambiado a su original estado, cuando se encontraba con el Coronel,) ya que al parecer han dejado el desierto y se encuentran cerca de un pueblo. El puente debería ser representativo de del viaje del Topo hasta ahora: una estructura vieja e inestable que al romperse solo puede ofrecerle perderse en el vacío. El Topo recorre el puente clamando por dios. Todo es muy reminiscente de un personaje en la biblia. De repente, el doppelganger se acerca, amenazante. Dispara un tiro de advertencia. Quiere batirse con El Topo. Le arroja un revólver para el duelo. El Topo le da un vistazo y lo deja ir. No está interesado en pelear nunca más. Con sus manos al aire, se rinde ante su sombra. Esta dispara; un tiro a sus cuatro extremidades, como los clavos de la Crucifixión (Cabe añadir que El Topo intencionalmente se asemeja mucho a Jesús. Otra escena simbólica de La Pasión por Jodorowsky; antes la vimos en FANDO Y LIS). El Topo camina hacia ella como si fuera el Cristo Redentor, la imagen de la cruz en la carne.



Volvemos con Mara. El doppelganger tiene el poder ahora. “O el, o yo.” Es un directo paralelo de la escena en que El Topo abandona a Brontis por Mara. Dándole el revólver a Mara, la hace decidir a fuerza de balas. Mara le dispara un tiro en la costilla al Topo. Ha dejado de ser libre, y es propiedad del doppelganger ahora; por eso ha perdido sus ropas. Vemos la relación sadomasoquista en efecto. Sorprendente en sobre manera es el cuadro en el cual Mara esta rasgando la espalda del doppelganger. El dolor del Topo es mortal, cayendo al suelo. Las mujeres cabalgan juntas, abandonándolo.

El Topo ha muerto.

Una serie de discapacitados rodea el cuerpo, llevándoselo arrastrado por ramas. El Topo recita un salmo epílogo.

“Encamíname en tu verdad y enséñame, porque tú eres el dios de mi salvación…En ti he esperado todo el día…”

SALMOS

El despertar. Se abren los ojos y se empieza a explorar el mundo visual. Sentimos nuestras extremidades, antes atrofiadas y ahora en uso por primera vez. El Topo sostiene una flor en sus manos, posicionado como un yogui, meditando como lo ha estado por años. Su rostro está pintado, maquillado, idealizado como si fuera un santo y vestido como tal; talvez reminiscente de un recién nacido. Su cabeza radiante. Se encuentra dentro de una espectacular gruta. Este es su altar. Y es magnífico. Una pequeña mujer (una “enana” por falta de un mejor termino) sube hasta su altar y empieza a refrescar el maquilla del Topo. Podemos apreciar el hecho de que esta atraída hacia él. Repentinamente, lo besa. El Topo despierta y la sorprende inconscientemente…

Ahora de pie, El Topo proclama: “No soy un dios. Soy un hombre.” (Nótese el contraste de esta escena con el momento en que se declaró a sí mismo “dios” confrontando al Coronel). Sin embargo, para esta gente, El Topo representa una especie de dios, o Salvador. La mujer procederá a relatar la historia del Topo con la gente de la gruta, y como La Anciana clama que El Topo les dará la libertad. Nos hacemos camino por la cueva. Gente yace dentro de barriles, como si fueran basura. Están atrapados; Los confines de estos contenedores la única realidad que conocen, una extensión de su estado mental. Prisioneros. Un niño llora incesantemente. Discapacitados. Retrasados mentales. Deformes. Pobres. Captivos. La mujer señala el camino a la salvación. Una pequeña grieta de luz. Sobre ella, el pueblo. “No quieren ayudarnos a salir. Somos deformes a causa de los continuos incestos. Les damos asco.” La mujer luego lo lleva con La Anciana: “Ella fue la que envió a buscarte. Ahora te quiere ver.”

Siguiente: Una anciana-come-escarabajos. El Topo prueba uno. Es repugnante, mas sigue comiéndolo. Las cualidades efervescentes del escarabajo tienen un efecto inmediato. Ahora El Topo está listo para ser extirpado de La Anciana. Es un parto; El Topo está renaciendo espiritualmente. No puede seguir coexistiendo con su propia piel. “¡Esta no es mi cara! ¡Este no soy yo!” Los alaridos de un recién nacido.

El Topo es purificado. Sus cabellos recortados, ahora solo una sugerencia de lo que antes fueron. Eventualmente, su cabeza y su barba son afeitadas completamente. Vestido en ropas de monje, declara a los subterráneos que está dispuesto a cavar un túnel para liberarlos de la oscuridad. Cargando a la mujer en su espalda, El Topo escala al tope de la grieta y llega al pueblo…



Somos testigos de una estampida. Un número de esclavos está siendo perseguido para ser bautizado con el símbolo del dios de la ciudad: Un Ojo Que Lo Ve Todo (Este símbolo está inherente en la fábrica de la realidad en que viven estas personas: Los esclavos son marcados con el símbolo del Ojo como si fueran caballos; hay rótulos con el símbolo colgando por toda la ciudad; Gente carga el símbolo sobre sus cabezas mientras esclavos son ejecutados al aire libre – mientras la gente aplaude - etc. El Ojo crea la autoridad que representa el tipo de atrocidades que se cometen en nombre de un ícono religioso. ¿Suena familiar…? Efectivamente, el pueblo está lleno de hipocresías. El Ojo es tan omnisciente como oscuros son los corazones de sus seguidores). Las mujeres burguesas escurren de placer al ver la tortura de los esclavos. Los hombres compran el placer por encargo (Jodorowsky, de hecho, muestra a una prostituta llegar al pueblo en una caja, casi por de facto. Jajá). Volvemos con el Topo y la mujer, quienes deciden que para conseguir dinero para el túnel, lo mejor será mendigar. Realizan un acto de pantomima que parece gustarle a la gente.

Un salón. Las mujeres burguesas de nuevo. Son obesas, peludas y algunas deben ser hombres. Están siendo maquilladas por un esclavo negro al que todas desean. Lo engañan para poder acosarlo sexualmente. Mientras se lo devoran, gritan por socorro, ya que “el degenerado está tocándolas.” Logran que el esclavo sea ejecutado en las afueras por la autoridad, mientras El Topo y la mujer enana realizan su acto. Aplausos (por la ejecución, claro). Cabe decir que es una magnífica escena, inyectada con el humor encontrado en la bizarra mente de Jodorowsky.

Sin duda hemos visto que el pueblo es infernal. La mujer enana parece estar de acuerdo, y reflexiona sobre esto con el Topo: “¿Crees que valga la pena que mi pueblo salga de donde vive para venir aquí? Esto es peor que lo otro.” El Topo ignora sus comentarios y proclama que seguirá cavando el túnel.

Hay una sangrienta pelea entre dos esclavos en las calles. Una multitud los rodea, obligándolos a pelear como si estuvieran en un ring de boxeo. El Topo y la mujer enana pronto se dan cuenta que están perdiendo su público a espectáculos más del gusto del lugar, como este. Hay violencia en todas partes. La pareja sigue con su camino.

“¡Hey, los mounstros! ¡Vengan!”

El Sheriff se refiere al Topo y la mujer, gritando desde la comisaría para que trabajen para él. El trabajo consistirá en limpiar sus cagadas, literalmente. A la pareja no parece importarle, necesitando todos y cada uno de los centavos que este miserable pueblo pueda darles. Dentro de la comisaría encontramos al capitán, quien es el amante del Sheriff. Hay un trío de prisioneros quienes servirán de esclavos sexuales para los obesos (y afeminados) agentes de la autoridad y la decencia.

Desmontando de su caballo, Brontis entra en escena, vistiendo las ropas de un monje franciscano. Cabe mencionar que hemos adelantado varios años desde la muerte del Topo, así que “Brontis” es ahora un joven hombre. Es usado por la multitud en las afueras para determinar al ganador de la pelea entre esclavos, llenándose las manos de sangre en el proceso (una imagen evocativa de su padre). Brontis será nuestra introducción a la religión que rige al pueblo, representada por el Ojo. El padre que está detrás de ella es un alcohólico embaucador que ha realmente hipnotizado a todo el pueblo: Jugar con la fé de la gente es una verdadera inversión. Y lo que juega es la Ruleta Rusa. Tenemos una escena de una misa. La iglesia está llena a capacidad.

“¡Dios nos ama! ¡Nos protege! ¡Si tenemos fé en él, nada nos puede pasar! ¡Tenemos que jugar con nuestro Señor! ¡La apuesta es la muerte! ¡Y qué perezca el que no cree en Él!”

Usando un revólver, toma a voluntarios y los hace darse un tiro. Cuando el tiro “falla”, y el arma no se dispara, se declara un “¡milagro!”. (El padre nos informa que el arma está cargada con una bala falsa) Al darse cuenta de esto, Brontis toma el arma y la carga con una bala de verdad…Un pequeño niño toma el arma y esta se dispara, dándose un tiro en la cabeza. No hay duda alguna sobre lo que vemos aquí: La religión es como un fierro letal, el catalizador con el que el padre puede jugar con las almas de las personas. Una bala a la cabeza porque el “mensaje” inherente en su dialéctica es un perforante del intelecto, asesino al cerebro. Lo que sucede a continuación con el niño representativo de la infancia trastornada al imponérsele el mensaje: La promesa de la apuesta con Dios, Creer o Morir Eternamente, es un sobrepeso moralista que finalmente destruirá al niño.

APOCALIPSIS

“Ya nadie vendrá. Se acabó el circo. Yo también me voy.” El padre, irremediablemente deprimido, ha removido sus ropas y ahora se va de la iglesia. Brontis se queda solo en el lugar y con asco quita los afiches del Ojo que cuelgan por toda las paredes. La religión ha terminado. En el altar, remueve un inmenso afiche que revela tras de él una cruz, como si estuviera exponiendo la verdadera religión. Más sin embargo, no es exactamente la cruz a la que estamos acostumbrados…Es una especie de híbrido religioso.



El Topo y la mujer enana entran a un bar por invitación después de otra rutina de “mendigación” no exitosa. Adentro, La líder de la Liga de Mujeres Dignas tiene la palabra: “Como de costumbre, La Liga de Mujeres Dignas, después de su inspección mensual, felicita a sus maridos. Aquí, todo es decencia.” Los esposos esperan a que las mujeres salgan para hacer que El Topo y la mujer entren en un sótano que dobla como prostíbulo. Dentro de este, son obligados a tener relaciones sexuales para entretener al público, compuesto de prostitutas y viejos borrachos. Más tarde vemos como este incidente llenará de vergüenza a la mujer enana, quien no deja que ni siquiera El Topo la vea. Este contrarrestará su actitud intentando casarse con ella en la iglesia, ignorante de que Brontis se encuentra ahí. El hijo inmediatamente reconoce al padre y, enardecido, arremete contra él, inclusive amenazándolo con un revólver. Su destino dentro de la narrativa se ha cumplido. Enamorado de su madre, abandonado por su padre, el hijo para confrontar sus complejos, y, por compromiso literario, debe matarlo. Vemos como emerge de la oscuridad del túnel que El Topo está cavando, ahora vestido con las ropas de su padre, el ex pistolero, convirtiéndose en una versión más joven de él. Nos encontramos en la montaña. La mujer enana le explica sobre el túnel, y la importancia de la misión del Topo. “Esperaré a que termines tu trabajo. Entonces te mataré.” Brontis seguirá a la pareja a todas partes mientras recogen dinero para el túnel. Pero se está volviendo impaciente. “Esto no terminará nunca. Se demoran mucho.” El Topo logra convencer a su hijo de trabajar y mendigar con ellos para terminar más rápido con su excavación. Descubrimos que la mujer enana está encinta.

Después de un par de escenas en las que Brontis debe humillarse junto a su padre y su “madre”, el túnel finalmente ha sido completado exitosamente. Brontis se muestra incrédulo e impaciente, su padre un ente que ya ni siquiera cree tener un cuerpo. “¡Lo hemos logrado!” La mujer enana regocijada al tener la oportunidad de liberar a su pueblo. El Topo le advierte: “No les avises ¡No están preparados!” Mientras, Brontis arrastra a su padre fuera del túnel. El momento ha llegado. Debe destruir a su padre, como está escrito. Pero la determinación de Brontis es un sentimiento efímero, llevándolo a la melancólica conclusión de que simplemente, “No puedo matar a mi maestro.” Deja caer su revólver y huye de su padre. Adiós, Jodipo. Pero espera, tu historia aún no termina.

El Topo intenta regresar al interior del túnel, solo para ser arremetido por una ola de deformes, Jodorowsky musicalizándolos como verdaderas criaturas bizarras en estampida. Son mounstros, y Jodorowsky los ama a todos. Estos seres se encuentran hambrientos: Pareciera que carcomen la misma tela de la existencia. Es como si absorbieran la energía de la tierra y en un instante solo quedaran ellos, y nada más. Llegan al pueblo. El pueblo los recibe con rifles, y la promesa de una muerte certera. Es toda una masacre. Los pobres seres indefensos ante el arma-mismo sádico en exhibición. En contraste, la mujer enana empieza a parir al hijo del Topo en la montaña.

El Topo ha corrido desde la montaña hasta el pueblo tras de los habitantes de la cueva, ahora todos muertos. El panorama es desolación total. Completamente enardecido, grita a los cielos. Su llanto el terrible furor de un dios, implacable. Impartirá castigo divino sobre el pueblo. Intentaba salvar a su pueblo. Para salvar a otro pueblo, primero debe matarlo. Matando al pueblo puede purificarlo de raíz, santificar la tierra. El Topo ha llegado al final del túnel para conocer el mundo, pero el mundo está corrupto. Lo que encuentra es una mentira. Este no es el mundo de las ideas de Platón, es un Estado decayente, pasajero, falso.

El pueblo reacciona. El Topo recibe un tiro. Seguido de otro. Más otro. Y otro. Y uno más. Mas. Debería estar muerto. Pero ha dejado de pertenecer a su cuerpo, está poseído por un ideal, la santidad de una energía suprema recorre su ether, ha trascendido todos sus límites. Tomando un rifle, empieza a disparar contra el pueblo. Los que pueden huyen. Los demás son vilmente masacrados. Es un violento y deprimente final para El Topo, pero ha servido de instrumento divino y finalmente, será santificado. Se hace de una lámpara a fuego y toma la posición de loto en medio de las calles (Ahora un parecido a un maestro budista; olvidado está el recién nacido de la cueva). Deja verter el aceite sobre su cabeza y cuerpo, y usando la llama, se incinera el mismo. El bautizo por fuego la santificación total. El Topo ya no necesita este cuerpo, solo necesita la luz. La Idea. Una protesta a una existencia banal. El túnel tangible un camino a la catástrofe personal; El metafísico el camino a dios. Para ver la luz, necesitáis estar ciego. Ciego de su cuerpo y las trampas del mundo físico, El Topo vuelve al polvo. Polvo eres y en polvo te convertirás. Oh sí.

La mujer enana carga al hijo del Topo en sus brazos, silenciosamente despidiéndolo en su mente. Brontis regresa, dejando atrás al antagonista. Juntos, cabalgan fuera de nuestra vista. Los restos del Topo ahora una tumba sagrada, llena de abejas. La miel de las abejas recorre toda la tumba. Hay algo de etéreo a todo esto. Hay nueva vida aquí.

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